
Durante siglos, Baler fue un pequeño y remoto pueblo costero en la isla de Luzón, al noreste de Manila. Oculto entre montañas selváticas y un océano salvaje, este rincón de Filipinas fue escenario de uno de los últimos capítulos de la historia colonial española, pero también fue cuna del surf en el país. Hoy, Baler es un símbolo de transformación cultural y empoderamiento femenino, gracias a la fusión única entre historia, naturaleza, tradición y moda.
El Sitio de Baler: una historia de resistencia y reconciliación
El último bastión del imperio español
En 1898, mientras el mundo contemplaba el ocaso del Imperio español, un grupo de soldados resistía encerrado en una iglesia en Baler. Durante casi un año, se negaron a aceptar que Filipinas ya no era una colonia española. La historia fue inmortalizada en la película 1898. Los últimos de Filipinas de Salvador Calvo, que dramatiza su prolongada resistencia, marcada por el aislamiento y la incredulidad.
Un final inesperado: humanidad en medio del conflicto
Lo que la película no muestra es el gesto inesperado de los filipinos. Lejos de vengarse, ayudaron a los soldados a regresar a Manila, en un acto que sembró las bases de una relación amistosa entre ambas culturas. Para Raisa Mabayo, cónsul cultural filipina en Barcelona, esta historia simboliza cómo un episodio de guerra puede transformarse en puente cultural: “El sitio de Baler es importante porque selló una amistad, no una enemistad.”
Las huellas de la guerra de Vietnam en Baler
Del conflicto bélico a la tabla de surf
Décadas después, en 1976, Baler volvió a captar la atención del mundo, esta vez desde el lente de Hollywood. Francis Ford Coppola eligió su costa salvaje para rodar escenas icónicas de Apocalypse Now, que mezclan surf, explosiones y jungla en una coreografía visual inolvidable. La escena de los soldados surfeando bajo fuego cruzado no solo marcó la historia del cine, sino también la del surf filipino.
Las primeras tablas, los primeros sueños
Cuando el equipo de producción abandonó el pueblo, dejó atrás las tablas de surf. Fue entonces cuando los lugareños, entre ellos jóvenes y niños curiosos, comenzaron a experimentar con las olas. Así nació, de forma inesperada, la cultura surfista de Baler.
Deporte, identidad y poder femenino
Pioneras del mar
En aquellos primeros años, el surf era dominio masculino. Sin embargo, mujeres como Yvok “Nanay” Namoro desafiaron los estereotipos y se adentraron en el océano. Hoy, con más de 70 años, sigue deslizándose sobre las olas, inspirando a nuevas generaciones. Su nieta, Kat Kat, con solo 13 años, ya compite profesionalmente.
Las cuatro musas del océano
La fotógrafa Archie Geotina capturó la esencia de estas mujeres en su exposición Pearls: Baler, que se exhibe en el Museu Marítim de Barcelona. Junto a Nanay y Kat Kat, aparecen Rosalie “Ta Nene” Leander y Marie Ramos Cabel, embarazada al momento del retrato. Juntas componen un relato visual intergeneracional donde la feminidad se expresa a través del mar.
Una visión nacida del confinamiento
El proyecto Pearls surgió durante la pandemia, como una reflexión sobre la conexión entre la mujer y la naturaleza. Geotina, residente en la isla de Siargao, expandió la serie a otros países, retratando surfistas en trajes tradicionales. Desde México hasta Corea del Sur, su lente ha captado la diversidad y fuerza de las mujeres del mar.

Tradición como acto de resistencia
En lugar de trajes de neopreno, las mujeres aparecen con ropas tradicionales: blusas filipinianas, faldas tejidas y telas ancestrales. Lejos de ser disfraces del pasado, estas prendas simbolizan una reivindicación cultural. “Es nuestra forma de decir: estamos aquí, somos fuertes, y tenemos historia”, afirma la artista.
El renacimiento de la moda indígena
El regreso de las fibras naturales
La filipiniana, blusa corta y semitransparente, simboliza un pasado de adaptación cultural. Inicialmente usada para cubrirse en las iglesias durante la evangelización, se convirtió en una prenda de identidad. Hoy, diseñadores como Dennis Lustico y Rajo Laurel han devuelto protagonismo a tejidos naturales como la piña, el jusi y el inabel.
De lo rural a las pasarelas
El auge de la moda sostenible ha impulsado la valoración de técnicas artesanales. Prendas tejidas a mano, bordados con historia y tintes naturales emergen como alternativas al fast fashion. “No es solo moda, es memoria viva”, señala Mabayo, quien destaca la influencia del Galeón de Manila en la fusión estética hispano-filipina.
Surf, comunidad y espiritualidad
Más que un deporte: un ritual
Para muchas mujeres de Baler, el surf no es solo un pasatiempo, sino una forma de meditación y expresión espiritual. Las olas, impredecibles y poderosas, se convierten en maestras de paciencia y perseverancia. “Cada ola es un desafío que me conecta con mis ancestros y mi cuerpo”, comenta Ta Nene.
Educación y liderazgo femenino
A través del surf, muchas mujeres se han convertido en líderes comunitarias. Enseñan a niñas a nadar, a respetar el mar y a cuidar del entorno. “Surfear nos empodera. Nos hace visibles”, explica Marie, quien además lidera talleres de reciclaje textil y conservación marina.
Baler hoy: entre turistas, raíces y desafíos
Una meca del turismo responsable
Baler se ha transformado en un destino global, pero lucha por equilibrar el crecimiento con la conservación de su ecosistema y cultura. Iniciativas de turismo sostenible lideradas por mujeres buscan proteger los arrecifes, controlar la basura y preservar las historias locales.
Modernidad con raíces
Las nuevas generaciones de surfistas combinan TikTok con tradiciones, neopreno con blusas antiguas, inglés con dialectos indígenas. Esta fusión crea una nueva identidad filipina, orgullosa de su historia sin quedar atrapada en ella.
Fotografía, memoria y orgullo
El arte como espejo cultural
La exposición Pearls: Baler no solo es visualmente impactante, sino también una herramienta de pedagogía cultural. Museos, escuelas y colectivos la han utilizado para dialogar sobre género, historia y medio ambiente. “Queríamos mostrar que las mujeres filipinas no son sumisas ni silenciosas. Son fuertes, sabias y protagonistas”, resume Geotina.
Más allá de Baler
Tras su paso por Barcelona, la exposición planea itinerar por otras ciudades europeas, latinoamericanas y asiáticas. Con cada parada, las imágenes de estas mujeres en la costa de Baler siguen rompiendo prejuicios y generando admiración.
Baler, aquel pueblo antaño ignorado, ha demostrado ser una fuente inagotable de historias humanas, culturales y espirituales. Las mujeres que surcan sus olas no solo desafían la fuerza del mar, sino también siglos de invisibilidad. Son ellas las que, vestidas con memoria, danzan entre las olas y escriben un nuevo capítulo de Filipinas: uno donde historia, naturaleza y moda se entrelazan en un oleaje imparable de identidad y dignidad.